7 abr 2009

Eterno



Al ver por primera vez tus ojos
una ola de candor surcó mi cuerpo.
Era el alma que extasiada,
reconocía un reencuentro.

Reencuentro anhelado,
que retornó en el tiempo,
resucitando deseos,
carentes de recuerdos.

Nunca te había visto,
nada de ti sabía,
mas al contemplarte mi alma,
se regocijó en intensa alegría.

Por un momento,
la muerte vencida yacía,
por el anhelo de un beso,
que al tiempo trascendía
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario