Imagen del barco Santa Maria a bordo del cual arribó mi madre al nuevo mundo.
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Tras la franja de mar
se disipan las figuras,
secas tus lágrimas
para enfocar la visión,
tu mente reproduce incesante
manos alzadas diciendo adiós,
las lagrimas de tu madre
la palabra quebrada de tu hermano,
en apenas minutos
la distancia les ha borrado.
Sobre popa contemplas
la suave silueta
de la tierra que dejas,
cincelando por impulso
su imagen en tu recuerdo.
Seña del lugar al que perteneces,
por si te pierdes en el mundo
que el océano despliega a tu frente.
La sensación de vacío
oprime tu pecho.
Y no entiendes
como el vacío
tiene peso,
el peso de la angustia,
de la incertidumbre,
del adiós,
Pero también el peso de la aventura,
de los sueños
y el valor.
Adelante te espera
la tierra desconocida,
apuesta de tus sueños,
en un porvenir detenido
a la espera de doce días
de crucero.
Adelante
te espero yo,
acunado
en tu ilusión.
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